Estimado Amig@ de la Corporación Educacional Laica de Santiago (CELSA):
Junto con saludarte cordialmente y agradecer tu interés en esta iniciativa laica, te damos la bienvenida a nuestra página web, mediante la cual informaremos de las actividades de esta Corporación que tiene por objetivo el promover la formación de ciudadanos con sentido crítico e integrados socialmente, conscientes de su entorno vital y social, que reconozcan en otro a un legítimo otro, sea cual sea su condición, que persigan el bien común y la protección del medio ambiente.
Nuestro logo destaca la figura de Francisco Bilbao Barquín, luchador del siglo XIX, cuyas ideas sobre la educación en Chile interpretan la misión de nuestra Corporación, “la educación de la libertad”, en palabras del propio Bilbao.
Uno de los principales propósitos de esta Corporación es promover cambios en el sistema educacional, en base a una renovación en la formación del profesor como inicio del proceso transformador. Por ello planteamos concordar un plan de estudio básico y general para la formación de los docentes, desde un proyecto conceptual que busca integrar en él, la importancia del pensamiento crítico y el desarrollo humano que debe relevar la educación en Chile.
Esta web es un paso más en el desarrollo de CELSA y uno de nuestros próximos pasos es expandirnos, por eso te invitamos a sumarte a esta Corporación. Esperamos que te hagas parte de este proyecto y que te comprometas con la educación y el futuro de nuestros jóvenes.
El Presidente
Santiago, enero de 2023
Conocido es que el pensamiento del filósofo Francisco Bilbao Barquín (1823-1865) es racionalista, democrático, libertario y laico y que abordó temáticas tan variadas e importantes para la construcción de una sociedad progresista, como las necesarias reformas constitucionales, los sistemas de gobierno basados en la solidaridad, la justicia y el apoyo a los más necesitados, la necesaria unión de los pueblos “latinoamericanos” a fin de igualar las condiciones de poder y trato justo frente a los imperios europeos y principalmente frente al naciente imperio de la américa anglosajona. De sus muchos interesantes y aún vigentes postulados, da una importancia mayor al rol de la educación laica para la transformación progresista de los pueblos.
En este, el año del bicentenario de su nacimiento, la Corporación Educacional Laica de Santiago (CELSA), la cual luce orgullosamente la imagen del filósofo como uno de sus íconos, le rinde un homenaje por su ideario en torno a la educación, lo cual, no nos cabe duda, ha sido y seguirá siendo un aporte al logro de una educación laica para Chile y para Latinoamérica.
Ya en su primer artículo; “Sociabilidad chilena”, publicado en 1844 a sus veintiún años de edad, critica, en su lenguaje tan directo, a la educación colonialista y dogmática heredada de España; hecha para validar y sostener a la monarquía, la oligarquía conservadora y a la Iglesia Católica, lo que le costaría sanciones y excomuniones por parte del gobierno conservador y por la Iglesia, decía Bilbao:
“La educación consiste en 6 u 8 años de latín (misericordia, señor); unos 4 años de Filosofía Escolástica y otros tantos de Teología. Si pasan de las 4 reglas de Aritmética es mucho, si saben lo que hay del otro lado de los Andes; si saben que andamos alrededor del sol, es mucho. Los frailes y clérigos son maestros y la bofetada, el insulto grosero, o el azote son los medios correctivos. ¡Mirad la dignidad humana!”.
En la misma obra, Bilbao destaca la importancia de la educación y del contexto en el cual debía impartirse:
“El individuo, como hombre en general, pide la libertad del pensamiento, de donde nace la libertad de cultos. El individuo, como espíritu libre, expuesto al bien y al mal, necesita educación para conocer el bien. El individuo —el yo humano, cuerpo y alma— necesita propiedad para cumplir su fin en la Tierra. La propiedad la necesita para desarrollar su vida intelectual, su vida física y la de sus hijos. Luego las condiciones necesarias para adquirirlas y para adquirirlas de un modo completo le son debidas. De aquí nace la destrucción del privilegio, de la propiedad feudal y la elevación del salario a medida que se alza la dignidad humana”.
Bilbao era antimonárquico y anticolonialista y pretendía, para establecer un nuevo modelo de sociedad en Chile y pronto en toda “Latinoamérica” (concepto de su autoría), que fuese democrático, impregnado de los valores de la libertad, la igualdad entre los hombres, la justicia social y firmemente establecido sobre la virtud de la fraternidad humana, con un estado que apoyase al más necesitado y procurase el progreso de todos los ciudadanos. Ideas reforzadas en su primer exilio en Francia, en donde hizo amistad con pensadores como Lamennais, Quinet y Michelet, con quienes luchó, con sus ideas y su combate en las calles, a fin de instaurar la “Segunda Revolución Francesa” de 1848 y “La Primavera de los pueblos” en el resto del viejo continente.
Bilbao planteó en su artículo “El gobierno de la libertad”, que para construir un nuevo ciudadano, la educación debía ser “moral, intelectual y física”, amén de “laica, gratuita y garantizada en la Constitución”:
De lo moral, Bilbao dijo:
“Es la educación de la unidad y de la alianza. Abolición de los odios de familia, de razas, de nacionalidades, de sistemas y de religiones. Abolición de la dualidad del hombre y conquista incesante de la unidad de la idea, en el sentimiento y en la voluntad. Alianza de Dios y de la libertad, identidad de la libertad en todo espíritu. Alianza del hombre consigo mismo, afirmación de la conciencia en la justicia. Abolición del miedo religioso y del miedo político. Olvido del cisma de la edad media, de la duda, del temblor de la humanidad, ante un Dios concebido como dispensador del bien según la gracia y no según las obras de la justicia. Alianza del individuo con el Estado, del gobernante y gobernado. Abolición del espíritu de castas y de la mutilación de las funciones integrales del ciudadano”.
De lo intelectual:
“Se enseñará lectura, escritura, gramática, matemáticas, dibujo, música, historia de la humanidad y de la patria (enfocada a mostrar el esfuerzo del ser humano para recuperar la soberanía que se ha perdido), la creación, geografía (tanto del globo como de la patria), derecho natural, civil, internacional, filosofía, higiene y física”.
De lo físico:
“Finalmente, está la educación física en donde se enseñará gimnástica con el fin de desarrollar la fuerza, la destreza y la salud por medio de los ejercicios corporales y donde se dará espacio a la práctica de algún oficio según las vocaciones de cada uno, lo que dará espacio a que si alguien no desea continuar los estudios voluntarios (que permiten la profesionalización), pueda contar con la posibilidad de conseguir un trabajo de acuerdo a sus aptitudes. En adición, la ciudadanía será otorgada dependiendo de un examen que debe rendir el interesado sobre lo aprendido en la educación obligatoria, lo que dará espacio a que si alguien no desea continuar los estudios voluntarios (que permiten la profesionalización), pueda contar con la posibilidad de conseguir un trabajo de acuerdo a sus aptitudes”.
Esos eran los pilares de su soñada educación obligatoria, y de la profesional, Bilbao, llamándola “educación voluntaria”, decía: “donde el Estado forma a los agrónomos, los químicos, los naturalistas, los grandes legistas y filósofos, sus ingenieros, etc., es, en fin, donde la especialidad puede alcanzar todo su desarrollo.”
La educación pretendida por Bilbao era una educación “filosófica”, guiada por la luz de la razón, que en su definición es; “la facultad que ve, concibe, afirma lo necesario y absoluto.”, que pretendía el bien de la humanidad, ajena a los intereses mezquinos, y libre de los dogmas religiosos, eminentemente laica, veamos lo dicho por el filósofo en la siguiente cita:
En su columna Educación Escuela Modelo aparecida en la revista Nuevo Mundo (1857) señalaba: “No más conventos; -más escuelas.- No más canónigos y frailes ociosos orando y devorando; -más maestros. – La escuela reemplaza al convento, a la iglesia, al cuartel, a la cárcel. Es la base del culto, el foro preparatorio, la iglesia moderna, el cuartel del trabajo, la inutilización de la cárcel. El dogma de la libertad y de la independencia de la razón exige el culto de la luz, porque comprende la responsabilidad del hombre. Si antes había lugares y formulas particulares de iniciación para la institución de la caballería, hoy esos lugares son las escuelas, y esa iniciación es la institución que ama a la caballería moderna, que se llama democracia, no para la conquista del sepulcro, sino para la conquista del bienestar y moralidad universales”.
En cuanto al financiamiento de la escuela por el Estado, proponía, finalizando su idea con una alusión a otra de sus innovadoras propuestas; la “democracia directa”:
“En cuanto a las condiciones de subsistencia, el mejor medio, sin que esto impida la acción de las autoridades y de la ley que asegure la permanencia perpetua de los subsidios necesarios, la asociación de los vecinos penetrados de la trascendencia del hecho, es lo mejor. Esto es también un paso al gobierno directo”.
En homenaje a Francisco Bilbao, existe hoy un monumento a su memoria en Valparaíso, frente al cual se celebra el Día Internacional del Librepensamiento y la Gran Logia de Chile estableció la medalla “Francisco Bilbao”, otorgada principalmente a educadores con una gran trayectoria en la difusión de la educación laica en Chile.
Así como Bilbao ha sido llamado en muchos trabajos acerca de sus ideas, como “el apóstol de la libertad”, también podría considerársele como precursor de la educación laica para Chile y para Latinoamérica. Mucho queda aún por aprender de la gran obra de este pensador chileno. Sus restos descansan en la Logia masónica “Francisco Bilbao N° 23” de Iquique, desde el año 1998 a la espera que los tiempos permitan construir el memorial público que merece.
Mario O. Algüerno González
Director de CELSA
Bibliografía: